martes, 11 de marzo de 2008

Cometas en el cielo

Hoy he terminado de leer este libro. En uno de los últimos capítulos he llegado a la conclusión de que todo el libro habla de la redención de una culpa; que el protagonista no encuentra la manera de olvidar el pasado porque antes tiene que lograr el perdón; y que la redención llega, curiosamente, por medio del sufrimiento. Es algo que ni el mismo protagonista se espera, porque su culpa es, precisamente, el querer huir del dolor.
Me ha hecho pensar.
Porque a veces pasa que quieres huir porque no eres feliz.
Pero normalmente no eres feliz porque huyes.

RETOS

El otro día, mi padre sugirió un tema para que uno de mis hermanos escribiera un post. Él salió por la tangente y un gracioso propuso un duelo a dos bandas.
El problema es que no me acuerdo del tema.

lunes, 3 de marzo de 2008

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Imagínate por un momento, que te dan una frase. Y con esa frase tienes que construir un cuento. De hecho, esa frase tiene que cerrar el cuento.
Bueno, pues a mí me dieron ésta en octubre, y en seguida mi cabeza empezó a trabajar. Tardé dos días en acabarlo.
Mamá había dicho que no pasaba nada, y a pesar de todo, seguía teniendo miedo. El miedo es algo que cuando eres pequeño no lo puedes evitar. A veces conviene disimularlo, sobre todo en la Escuela, y también con Iván, porque si descubre que tengo miedo seguro que me pega.

Cada noche, cuando llega el momento de irme a la cama, le pido a Mamá quedarme un ratito. A lo mejor piensa que es un capricho, o quizá que me da pereza lavarme los dientes; la verdad es que me da miedo mi Cuarto.
Puede parecer una tontería, porque mi Cuarto ha sido mío de toda la vida. Pero de un tiempo a esta parte he ido notando cómo mi Cuarto dejaba de ser sólo mío. Creo que hay Alguien que duerme debajo de mi Cama. Digo “duerme” porque, aunque nunca lo he visto salir, por las mañanas, cuando me voy a la Escuela, ya no está, y por las tardes juego en mi cuarto, y no me lo he encontrado nunca. Y además, he oído sus ronquidos.

Cada tarde dejo siempre todo muy ordenado para poder entrar en mi Cuarto con los ojos cerrados, y lo más deprisa posible para alcanzar mi Cama cuanto antes. Creo que mi Cama es especial, o la debió hacer alguien especial, porque cuando estoy dentro y me tapo hasta arriba con las sábanas, sin que quede un pelo fuera, es imposible que me pase nada, y entonces Elquevivedebajodemicama sale sin hacerme daño.

Esta noche hacía mucho calor, y aún así me cubrí hasta la coronilla con las sábanas. Pero después de un rato no aguantaba más: estaba sudando mucho, así que poco a poco empecé a salir de debajo de la sábana: primero el pelo, luego la frente. Entonces esperé un rato para sacar por fin los ojos, porque me daba miedo ver a Elquevivedebajodemicama, pero al fin me decidí. Sin moverme ni un milímetro miré alrededor y entonces saqué la nariz: por fin podía respirar aire un poco más fresquito, y estuve un rato así, estirando la punta de la nariz para respirar mejor. Cuando acababa de sacar también la boca oí un resoplido debajo de mi Cama. Por supuesto no hice ningún movimiento, porque no sabía el tamaño de Elquevivedebajodemicama.
Estuve así un rato -nunca sé cuánto, porque no tengo reloj todavía. Papá dice que los relojes son de mayor, así que hasta que no cumpla 10 no voy a tener uno; pero entonces sí, porque 10 son dos manos completas, y eso es mucho- y por fin decidí que tenía que cambiar: tener miedo no es algo para toda la vida, como ser alto o gordo; tener miedo se puede cambiar. No sé si es buena idea, pero esta noche he decidido dejar de tener miedo.
Así que me puse manos a la obra: lo primero era salir de la cama, y hacerlo sin que Elquevivedebajodemicama se enterara de que yo estaba ENCIMA de la Cama.
Empecé por la barbilla, donde lo había dejado, y así, poco a poco, fui hasta los pies. Cuando ya toda la sábana estaba al final de la Cama, esperé a ver si pasaba algo. Y entonces oí que Alguien lloraba.
Me pasa algo curioso cuando veo llorar a alguna persona, por ejemplo a Lucas; tengo ganas de llorar yo también, sobre todo si no sé qué le pasa y no puedo consolarle. Así que hago lo único que sé hacer: darle la mano y sentarme a su lado, mirándole en silencio. Y pensé que tenía que hacer lo mismo. Mamá dice que cuando llora un niño pequeño lloran los ángeles. Cuando yo he llorado no lo he visto (a lo mejor porque cuando uno está llorando no se fija en lo demás), pero sé que no es agradable eso de llorar.
“¿Y si Elquevivedebajodemicama es un niño pequeño? A lo mejor llora porque no hay nadie que le consuele. Y si está debajo de mi Cama le tendré que consolar yo, para eso es mi Cama”. Todo esto pensé quieto, con las sábanas a mis pies. Y también que a lo mejor era mentira, que Elquevivedebajodemicama me quería engañar para comerme, o que a lo mejor era un monstruo que me quería matar.
Pero había decidido ser valiente, ¿no? Y los valientes no tienen miedo a morirse, ni a que les coma un monstruo. Y me senté. Entonces fue irremediable que me oyera, pero siguió llorando bajito. Salté de la Cama (total, ya me había oído) y miré debajo.
No era muy grande, pero lloraba mucho, y eran lágrimas de verdad. Y cuando alguien llora de verdad a mí me da mucha pena. Sabía que no me iba a hacer daño porque yo no tenía la culpa de que llorase. Intenté pensar qué le podía poner tan triste, y me di cuenta de que estaba solo; no tenía mamá, ni papá, ni un amigo: no había nadie más debajo de mi Cama.
A lo mejor lloraba por eso. Y pensé que cuando yo estoy triste se me pasa si alguien me acaricia o me abraza fuerte. Así que hice lo mismo. Le abracé como pude y le daba palmaditas en la espalda, como he visto que hace mamá con Lucas cuando llora.
Poco a poco se calmó, y sin salir de debajo de mi Cama me miró y sonrió. Me había agarrado de la mano, y estuvimos así mucho tiempo, tanto, que me dormí.

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Y nada de "lagrimitas" ni de bromas, que os conozco.

sábado, 1 de marzo de 2008

Punto

Me han cortado el punto.
Ése es el motivo por el que ha cambiado mi blog. El primer comentario que me llegó (no esperado, por otra parte), no supe cómo tomármelo. O mejor: me lo tomé bastante mal. Tanto, que le di al botón "suprimir blog".
Acto seguido miré cómo iban las cosas en la azotea, y me encontré esto
Y pensé: mejor que te tomes al pie de la letra tu cabecera: porque me da la gana.
Por eso he vuelto.