lunes, 26 de octubre de 2009

Calcetines

Lo digo en serio – siguió él-. Cuando yo era pequeño, Suecia era todavía un país en el que uno se zurcía sus calcetines. Yo aprendí incluso en la escuela cómo se hacía. Luego, un día, de pronto, se terminó. Los calcetines rotos se tiraban. Nadie remendaba sus viejos calcetines. Toda la sociedad se transformó. Gastar y tirar fue la única regla que abarcaba de verdad a todo el mundo. Seguro que había quienes se empecinaban en remendar sus calcetines, pero a esos ni se les veía ni se les oía. Mientras este cambio se limitó sólo a los calcetines, quizá no tuviera mucha importancia. Pero se fue extendiendo. A final se convirtió en una especie de moral, invisible, pero siempre presente. Yo creo que eso cambió nuestro concepto de lo bueno y lo malo, de lo que se podía y lo que no se podía hacer a otras personas. Todo se ha vuelto mucho más duro. Hay cada vez más personas, especialmente jóvenes como tú, que se sienten innecesarias o incluso indeseadas en su propio país. Y ¿cómo reaccionan? Pues con agresividad y desprecio. Lo más terrible es que, además, creo que estamos sólo al principio de algo que va a empeorar todavía más. Está creciendo una generación ahora, los que son más jóvenes que tú, que van a reaccionar con más violencia aún. Y ellos no tienen el menor recuerdo de que, en realidad, hubo un tiempo en que uno se remendaba los calcetines. Un tiempo en el que no se usaban y tiraban los calcetines ni las personas.


La quinta mujer, Henning Mankell


Y yo me he puesto a remendar mis calcetines...

viernes, 23 de octubre de 2009

Poniendo el freno



A veces hay muchas señales que te van diciendo "oye, para el carro".

A veces pasas de esas señales.

A veces ni miras... hasta que abres los ojos y no sabes muy bien qué haces en el suelo.

A veces crees que está todo controlado, que el que puso las señales exagera pelín, que no es para tanto.

A veces más vale hacer caso a quien sabe que te vas a caer precisamente ahí.

A veces compensa hacer el ridículo con tal de no caerse al suelo.





Por cierto: la foto se la he robado a mi hermano de su fotolog. A veces pasa.