jueves, 15 de marzo de 2018

"I want to know why the universe exist. Why is something rather than nothing"

Esa pregunta se hizo Stephen Hawking al final de su vida.
Hay que ser capaz de renunciar a todo el conocimiento para contestarla.
Es tan simple que parece insultante.
Es tan complejo que todo el conocimiento del mundo no la responde.


Ruido. Luz. Color.
Tic. Tac.

Estrellas. Planetas. Lunas.
Agua. Fuego. Oxígeno. Tierra. Ozono.

Placas. Especies. Evolución.
Kepler. Laplace. Schmild.

Piedra. Hierro. Bronce. Plata.
Oro.

Copérnico. Darwin. Einstein.
Guerras. Guerras. Más guerras.

Hawking.
Agujeros negros. Plutonio.

Yo. Aquí. Ahora.

¿Por qué todo y no la nada?

Alguien. Amor.




viernes, 2 de marzo de 2018

Trabajo. Consumo. Cuido.



Hoy he encontrado en las redes sociales un lema: el día 8 no trabajo, no consumo, no cuido.

Intento entender la cabeza de unas mujeres que dicen que durante un día no quieren ser mujeres.
Intento entender la ironía de una huelga de mujeres convocada el día de la mujer trabajadora.
Intento entender cómo una madre puede si quiera plantearse dejar de ser madre un día.
No sé cómo puede haber alguien que proteste porque su trabajo sea cuidar personas.

Me dedico profesionalmente al arte de cuidar. Porque es un arte. Y no me cambio por nadie.
Es agotador.
No siempre es genial trabajar en equipo.
A veces yo también necesito que me cuiden.
No tengo horario. Si se necesita algo a cualquier hora, estamos.
He aprendido a hacer cosas que no me gustan.
Hay muchas cosas que me gustaría hacer y no puedo.
No tengo tiempo para mí.
A veces ir al baño es una odisea.

He aprendido a descansar sin parafernalias.
He conocido gente maravillosa.
He trabajado con gente excepcional.
He descubierto que servir a una persona te hace más grande.
Tengo más aficiones que nunca.
Empiezo a valorar de verdad a mi madre.
Puedo decir cada día, sin vanidad y sin salirme de la realidad, que es necesario que yo exista para otros.

El día 8 trabajaré. Probablemente no más que otros días.
Compraré lo que sea necesario. Y si no lo necesito, no lo compraré.
Cuidaré de la gente. De mi familia y de cada una de las personas que me necesiten.
Porque soy mujer. Y estoy orgullosa de serlo.

El día 8 las mujeres podemos demostrarle a cada una de las personas de nuestro alrededor que, efectivamente, "es necesario para ti que yo exista".
Igual que hoy.
Igual que mañana.

sábado, 19 de marzo de 2016

Crecimos

Fui tu juguete, tu princesa, tu Alicia en un País de Maravillas.
Me enseñaste a tocar el cielo, a lanzarme al vacío fiándome de que habría alguien para cogerme antes de caer.
Contigo aprendí a jugar. A disfrutar.

Crecimos.

Hay muchas cosas que sé que no entiendes. Miles que a mí no me entran en la cabeza. Pero nunca he dudado que, si llegara el momento, te dejarías matar por mí. Y sabes que yo haría lo mismo.

Crecimos.

Y ahora creemos en los imposibles.

Ya no pido la luna, porque es imposible.
Ya no viajo en colchonetas, porque es imposible.
Ya no busco un conejo blanco, porque es imposible.

Crecimos.

Y no hay tiempo.

No cenas en casa, porque no tienes tiempo.
No te ríes como antes, porque no tienes tiempo.
No duermes sobre el hombro de mamá, porque no tienes tiempo.

Crecimos. Y nos olvidamos que lo importante era no dejar de ser niños.

viernes, 5 de febrero de 2016

Sólo cuando el amor es excesivo es suficiente

Nadie dijo que querer fuera sencillo.
Nunca han prometido un amor fácil. Y si lo hicieron, mienten. Mienten en el amor. O en lo fácil. Y probablemente en las dos cosas.

Amar es... complicadamente  sencillo. Enrevesadamente fácil.

Es saber mirarse.
Así, mirarse.
Y contemplar.  Porque sobran palabras.
Es conversaciones de horas, en las que falta tiempo para hablar todo lo que queremos.
Amar a veces es desaparecer. Desaparecer dejando el corazón con el amado.
Es saber, con certeza absoluta, que aunque no da señales de vida, y parece que me tiene abandonada, yo soy la dueña de sus pensamientos, de sus sueños.  Y de su corazón. Que no se va a ir a ningún sitio sin el mío.
Amar es callar para hablar cuando me necesitan.
Amar es morir por dentro cada día para amar mejor. Y vivir.
Amar es no sentir nada. Nada en absoluto. Y aún así, seguir amando.
Amar es llorar. Y reír. Y cantar. Y tirarse de los pelos.
Amar es enfadarse. Porque no somos perfectos.
Amar es sentir dolor en el corazón. Dolor real . Dolor físico. Y aún así, sonreír.
Amar es ir de la mano.
Amar es ver que te acompaña, aunque sea de lejos.
Amar es procurar andar a su paso. O pedirle que frene.
Amar es un paseo. Compartir paraguas. Empaparse porque no hay más remedio.


Amar es rematadamente complicado.
Amar es aprender a vivir.

lunes, 27 de julio de 2015

He encontrado el mejor sitio para vivir y para morir.
Cuando encuentres el tuyo, no dejes que nada te lo arrebate. Defiéndelo con uñas y dientes. No lo abandones con una excusa idiota. Sólo hay un lugar así para ti, y si lo pierdes quizá no lo vuelvas a encontrar.

Yo he redescubierto el mío. A escasos metros de donde escribo hay una mujer, un portento de mujer, muriendo. Es una tristeza y una alegría a la vez. Cada aliento es un regalo. Cuando su respiración es más lenta se me encoje el corazón.
Se muere exprimida como un limón. O mejor, como una naranja dulce que da buen zumo.
A todas les ha enseñado algo. Yo no la conocí hasta hace tres semanas, cuando el cáncer ya no le dejaba hilar las ideas.
Pero me está enseñando una de las cosas más importantes de la vida: cómo hay que morir.

He encontrado el mejor sitio para vivir.

Ahora he descubierto que es, sobre todo, el mejor lugar para morir.

domingo, 3 de mayo de 2015

Nada

Si hubiera podido elegir, la habría querido como es.

Bajita, con un diente torcido, con sus patas de gallo.
Para poder abrazarla fuerte. Para ver esa sonrisa. Esa sonrisa que le llega a los ojos.

Si hubiera podido elegir, no le habría cambiado nada.

"Mi madre es el verso
que nunca escribí"


(Sevillana. Paco Coria, Juan Díaz)

sábado, 28 de marzo de 2015

Querría

Querría poder estar en Francia. Querría poder abrazar a la madre de Andreas Lubitz.

Un abrazo de esos largos, que hacen descansar, dejar por un momento una carga pesada en los hombros de otro. Y ser yo ese otro.
Querría poder consolar a unos padres que quizá ya no se pregunten por qué murió su hijo, sino qué es lo que ellos hicieron mal.
Querría abrazar a una madre que oye cómo los amigos de su hijo dicen que era un apasionado de los aviones y a las pocas horas defienden que estaba obsesionado con volar.
Querría consolar a una madre a quien ya nadie consuela. Abrazar a un padre que no puede llorar porque tiene que responder a las preguntas de la policía.
Querría poder consolar a una madre que no tiene consuelo. Abrazar a unos padres que saben que todo el mundo ha visto cómo la policía desvalija su casa.
Querría poder arreglar unos corazones que se rompen cada vez que ven la imagen de su hijo sonriente ante el Golden Gate.
Querría consolar a una madre que no sabe cómo consolar a 149 madres.