Bajita, con un diente torcido, con sus patas de gallo.
Para poder abrazarla fuerte. Para ver esa sonrisa. Esa sonrisa que le llega a los ojos.
Si hubiera podido elegir, no le habría cambiado nada.
"Mi madre es el verso
que nunca escribí"
(Sevillana. Paco Coria, Juan Díaz)
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