miércoles, 25 de marzo de 2009

Palabras desde la Azotea

Hoy me ha llegado una postal llenita de azoteas extranjeras. Todas estaban iluminadas, y me ha parecido ver la silueta de una persona a la que quiero muchísimo saludándome desde la más alta.
Estoy segura de que se subió allí para que su vista alcanzara el otro lado del charco. Debe ser emocionante tener todo un continente bajo los pies, y dominarlo todo con la vista desde una pequeña azotea.
Ha sido una de las alegrías del día, y además ha sido doble, porque me mandó dos a la vez.
Es verdad que presumo de hermano. Siempre lo he hecho. Y ahora en inglés.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cumpleaños

Pues sí. He cumplido 22.
Y desde esa azotea no tan lejana (sólo a un charco de distancia; que algunos exageran tanto que parecen andaluces) me han echado algún que otro piropo.
Pedro, ahora sólo me sacas un año. Y a Inés le saco 4 por dos días más.

Quería poner una foto de mi madre en el post de las patas de gallo. La verdad es que hasta que no me hicieron caer en eso, no me había fijado en que tiene, aunque no las disimula.

El chaval de la azotea dice algo de mi valor y mi fuerza. Él sabe de dónde la saco. Si quiere que lo explique. De todas formas, creo que es la misma fuerza y el mismo valor que él tiene para no lanzarse al vacío desde tan arriba (a veces pienso que también te da un poquito de miedo lanzarte, ¿no?)

Y hablando de valor, pienso que muchas veces el valiente es el que cae y no le importa que alguien lo sepa. El que cae y se levanta. El que, cuando está en el suelo, pide ayuda. Porque es lo que tiene estar en el frente de batalla: de vez en cuando se cae uno al suelo.

Hay que vivil'lo.

lunes, 2 de marzo de 2009

Palabras tardías

He tardado mucho en poner algo.
La verdad es que la imaginación no está últimamente en sus mejores momentos.
Dentro de unos días seré un año mayor (hay que ver, las paradojas del tiempo) y no habrá cambiado nada.
A lo mejor me paso por aquí a ver si alguien ha comentado.
Por cierto, el profesor culpable de que empezara este blog ya no me dará más clase. Ya no voy a ser periodista.
Voy a ser como mi hermana mayor.

Patas de gallo

Hay quien se las opera.
Hay quien las disimula.
Son infelices: nadie les ha dicho nunca "me encanta cuando te ríes".
Son la marca de la alegría, que siempre se ve primero en los ojos.
Por eso las madres, las madres de verdad, no pueden esconderlas, porque siempre tienen una sonrisa cuando más lo necesitas.
Por eso basta con mirar a los ojos a una persona para adivinar cuánto te quiere.


Esta idea me la dio una persona que me quiere un montón. Un día me metí con ella porque se le empezaba a notar la edad en los ojos. Entonces me dijo que esas marcas se le hacen cuando se ríe.
Y pensé que quiero que se me llenen los ojos de rayitas.