sábado, 11 de abril de 2009

Olores

Si se pudieran embotellar los olores, esta noche cogería un frasco y guardaría para siempre este aroma de azahar que inunda Sevilla cuando llega la primavera.
No podría esperar a mañana, porque las noches tienen ese algo mágico que hacen que los sentidos estén más despiertos y los matices se distingan mejor. Con la luna y el silencio de compañeros, los olores se perciben mejor, y todo el cuerpo se puede centrar en el azahar, la flor blanca, sevillana por excelencia.
Cierra los ojos, no atiendas a tus oídos, y respira.
No querrás que pase el tiempo.
Nunca querrás abandonar Sevilla.

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